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Palabras que arden/Words that Burn

Quemar el miedo/Set Fear on Fire

October 4, 2023

Set Fear on Fire: The Feminist Call That Set the Americas Ablaze
by LASTESIS, translation by Camila Valle
Verso Books
2023

Este es el segundo artículo de una serie de reflexiones sobre la traducción y publicación en inglés de Quemar el miedo/Set Fear on Fire de LASTESIS. Pueden ver el primer artículo aquí.

Este artículo es una adaptación de comentarios hechos en el lanzamiento del libro en Nueva York en marzo del 2023.

Esta es una publicación bilingüe. La versión en inglés se puede encontrar debajo de la versión en español.

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This piece is the second installment in a series of contributions on the English-language translation and publication of LASTESIS’s Set Fear on Fire. You can find the first article here.

This is an adaptation of remarks made at the New York book launch in March 2023.

Please note that this is a bilingual publication. The English-language version can be found below the Spanish-language version.

Set Fear on Fire trae a las lectoras anglosajonas el imprescindible escrito del colectivo LASTESIS publicado por la Editorial Planeta el 2021 con el título Quemar el Miedo. La impecable traducción de Camila Valle hace justicia a las palabras escritas en el texto en español, y también hace justicia a los silencios que se esconden en estas páginas. Esta traducción conjura el sentido de urgencia que moviliza el trabajo interdisciplinario y polifónico del colectivo LASTESIS.

En Set Fear on Fire se entrecruzan emociones múltiples que van configurando un caleidoscopio afectivo que mezcla, confunde y pervierte la rabia, el dolor, la esperanza, la solidaridad, el placer, el goce, la fuerza, la vulnerabilidad. Como un caleidoscopio, el contenido del libro muta y se transforma desde la mirada de la lectora. Está tan lleno de pliegues, que cada vez que lo leo asoman nuevas hebras, nuevas preguntas, nuevas pulsiones. Set Fear on Fire te atrapa, te remece, te insta a responder. Y he aquí, para mi, su maravilloso valor. Estas páginas no buscan cobijar ideas o desarrollar teorías. Estas palabras escritas contienen la acción enérgica de su gesta y esta energía te remece como un terremoto, te interpela directamente.

Cuando leo “el patriarcado siempre encuentra la manera de intervenir todas nuestras relaciones” no puedo dejar de pensar como la heteronorma sigue tan vigente (68). Cuando leo sobre la invención del instinto materno no puedo dejar de pensar en todas las innumerables veces en las me han preguntado dónde dejé a mis hijos cuando viajo por trabajo, y como inevitablemente se cuela una crítica mientras se exalta al padre de mis hijos por ser tan bueno de quedarse con ellos. Cuando leo que la relación con la academia es agridulce, no puedo dejar de estar de acuerdo y a la vez de preguntarme qué significa enseñar e investigar desde los feminismos, en particular en el contexto de la universidad neoliberal, blanca y hegemónica en la que trabajo actualmente. Cuando leo sobre violencias interseccionales no puedo sino pensar en las familias de personas migrantes que buscan asilo y pensar el camino imposible que tienen en frente para poder ser reconocides como personas y ser tratades con dignidad. Cuando leo “todes y todas las que nos rebelamos en contra del dominio sobre nuestros cuerpos somos castigadas de alguna y otra manera” no puedo sino pensar en América Latina pero también en este país en el que vivo donde una ola implacable de conservadurismo y fascismo logra día a día diezmar el derecho al aborto, difundiendo narrativas moralistas, cerrando clínicas, aprobando leyes para despojarnos, de nuevo, de nuestro derecho.

¿Cómo se escribe un texto que funciona como mosaico móvil y fluido? ¿Cómo se escapa a la petrificación que impone el papel? La respuesta de LASTESIS es múltiple, funciona a varios niveles. En primer lugar, en el uso del pronombre “nosotras”. Cito: “Cada vez que relatamos una experiencia personal, vemos en el “nosotras” una postura política feminista, es decir, un ejercicio necesario de ponerse en el lugar de la otra, tomando su experiencia como vivencia colectiva” (9).  Este nosotras es colectivo porque se vive con otras y otres. Porque las violencias impuestas por el sistema patriarcal, neoliberal, capitalista, extractivista y colonial la viven muchas, muches, muchos. Somos nosotras porque todas la hemos sufrido y somos nosotras porque “La experiencia de una es la experiencia de todas”, como dice la primera línea del libro.

Este nosotras que la escritura convoca es colectivo e interseccional. El nosotras nunca aparece como homogéneo. No hay borroneo de las subjetividades, muy por el contrario, hay exaltación de las subjetividades porque las violencias se sienten en los cuerpos individuales aunque hieran la cuerpa colectiva. Como explica Dafne en una entrevista del 2021, “Quisimos hacerlo a través de experiencias personales de cada una y también contextuales, a partir de casos emblemáticos de Chile y Latinoamérica, para dar cuenta que en realidad es experiencia individual pero también colectiva” Como lugar de enunciación, el nosotras de LASTESIS pluraliza las sujetas, sujetes y sujetos. Set Fear on Fire brota en esta polifonía colectiva.

El nosotras nunca aparece como homogéneo. No hay borroneo de las subjetividades, muy por el contrario, hay exaltación de las subjetividades porque las violencias se sienten en los cuerpos individuales aunque hieran la cuerpa colectiva.

Set Fear on Fire no es un manifiesto, no hay aquí palabras grandilocuentes que buscan domesticar la mirada sobre LASTESIS. No hay aquí principios, definición de estilos ni búsqueda de identidad artística. En estas páginas bailan preguntas, pasiones, dolores, acciones e ideas. Nada pretende ser definitivo. LASTESIS una y otra vez previenen contra cualquier riesgo de canonización. “No es el feminismo, son los feminismos”. Set Fear on Fire nos pregunta entonces, una y otra vez: ¿cómo podemos articularnos en lucha a partir de distintas las opresiones que vivimos como mujeres y disidencias no homogéneas?

Set Fear on Fire no es un manifiesto que despliega la visión del colectivo. Set Fear on Fire, en cambio, hace un gesto introspectivo para revisar la propia posicionalidad, para propulsar la acción desde el reconocimiento del lugar que cada una ocupa en el mundo. Este libro es maravilloso ejemplo del ejercicio feminista de transparentar la posicionalidad. Y en coherencia con los feminismos, LASTESIS proponen y discuten sus experiencias, su imaginación y sus críticas ancladas en sus propias experiencias: “ahora mismo mientras tratamos de escribir este libro, nosotras abortamos” (69), “Cuando éramos chicas, nos tocaron muchas veces en la calle, vivimos en carne propia el acoso impune” (21), “Nosotras mismas hemos decidido generar y habitar otras constituciones familiares, en las que s las filiaciones sexo-afectivas y de sangre dejan de ser las únicas relaciones posibles” (35), “En algunos casos, nos abandonó nuestro padre.. en otros casos nos abandonó nuestra madre” (64). Pero al final, como dicen LASTESIS, algo transversal en las posicionalidades singulares: “lo más probable es que la violencia sea el punto en el camino desde donde partimos todas y todes” (114).

Esta posicionalidad no sólo se asenta en las experiencias personales, también se transparenta en la consideración del propio quehacer: “los feminismos se hacen en la práctica” y esa práctica en el caso de las TESIS tiene que ver con “comprender nuestros cuerpos y cuerpas como lienzo y herramienta de batalla en contra del patriarcado neoliberal es una forma de oponernos a la categoría de ciudadanas de segunda clase o de propiedad privada” (86). El arte, dicen, es la trinchera de lucha y resistencia que han elegido (108) como canal de expresión que abre paso a la libertad de pensamiento (92), pero también como dispositivo para devenir protagonistas activas de las transformaciones sociales, la lucha y la resistencia que anhelan.

Pero Set Fear on Fire tampoco es un “no-manifiesto” como el que escribieron algunos artistas y vanguardias en la segunda mitad del s. XX, como el No-manifiesto de la Tribu No escrito por Cecilia Vicuña en 1967 que reza: “We say no-thing, after speaking centuries of IT, IT remains a secret.” LASTESIS no se callan, las tesis gritan, se resisten a perpetuar los pactos secretos, la impunidad, la complicidad en la violencia patriarcal. Tampoco es un no-manifiesto al estilo como el que escribe en 1965 la artista norteamericana multidisciplinaria Yvonne Rainer y que busca anular la acción concluyendo: “No to eccentricity. No to moving or being moved.” LASTESIS se posicionan en la vereda opuesta, en la verdea de la movilización porque en palabras del colectivo “Creemos que la lucha debe seguir, sin descanso” (77).

Set Fear on Fire no es un manifesto. Set Fear on Fire se manifiesta. Manifiesta un camino que se está haciendo. Manifiesta un proceso. Manfiesta una lucha que no se detiene. Manifiesta un llamado. O una llama. El subtítulo del libro dice: “Set Fear on Fire: The Feminist Call That Set the Americas Ablaze.” Yo diría más bien “that is setting the Americas ablaze”, como un gerundio que conjuga un presente participo continuo.

El subtítulo del libro dice: “Set Fear on Fire: The Feminist Call That Set the Americas Ablaze.” Yo diría más bien “that is setting the Americas ablaze”, como un gerundio que conjuga un presente participo continuo.

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Set Fear on Fire brings the essential writing of the LASTESIS collective to Anglo readers. Camila Valle’s impeccable translation of Quemar el Miedo (Editorial Planeta, 2021) does justice to the Spanish words of the original text and to the silences hidden in the pages. The translation conjures the sense of urgency that mobilizes the interdisciplinary and polyphonic work of the LASTESIS collective.

In Set Fear on Fire, emotions intertwine to form an affective kaleidoscope that mixes, confuses, and perverts anger, pain, hope, solidarity, pleasure, joy, strength, and vulnerability. Like a kaleidoscope, the reader’s gaze is what mutates and transforms the contents of the book. It is a text so full of folds that, every time I read it, new threads appear, new questions, new urges. Set Fear on Fire grabs you, shakes you, urges you to respond. And in this is its splendor, its value. These pages do not seek to harbor ideas or develop theories. These words contain energetic action, energy that shakes you like an earthquake, that addresses you directly.

When I read “patriarchy always finds a way to intervene in all of our relationships,” I can’t help but think about how heteronormativity is still alive and well (40). When I read about the invention of the maternal instinct, I can’t help but think of the countless times I’ve traveled for work and been asked where my children are, a snuck-in criticism while extolling the father of my children for being so good for staying with them. When I read about the bittersweet relationship with academia, I can’t help but agree and, at the same time, wonder what it means to teach and research from the starting point of feminism, particularly in the context of the neoliberal, white, and hegemonic university where I currently work. When I read about intersectional violence, I can’t help but think of the families of migrants seeking asylum and the impossible road they face to be recognized as people and treated with dignity. When I read “all of us who rebel against domination over our bodies are punished in one way or another” (51), I can’t help but think of Latin America, but also of this country where I live, where day by day an implacable wave of conservatism and fascism is able to attack abortion, spread moralistic narratives, close clinics, and pass laws to strip us, again, of our rights.

How do you write a text that works as a mobile, fluid mosaic? How do you escape the petrification imposed by paper? LASTESIS’s answers are varied, functioning on multiple levels. First, in the use of the pronouns we, us. “Every time we share a personal story, we see in the us a feminist political stance—that is, a necessary exercise of putting ourselves in the place of another, understanding personal experiences as collective life” (ix). This we is collective because it is lived with others. Because the violence imposed by the patriarchal, neoliberal, capitalist, extractivist, and colonial system is felt by many. It is us because we have all suffered it and it is us because “The experience of one is the experience of all,” as the first line of the book says (ix).

This we that writing summons is collective and intersectional. The we never appears as homogeneous. There is no blurring of subjectivities—quite the contrary, there is an exaltation of subjectivities because violence is felt in individual bodies just as it hurts the collective. As Dafne explains in a 2021 interview, “We wanted to do it through the personal experiences of each one of us and also contextually, starting from emblematic cases from Chile and Latin America, to show how it is an individual as well as a collective experience.” As a place of enunciation, the we of LASTESIS pluralizes the subjects. Set Fear on Fire sprouts in this collective polyphony.

The we never appears as homogeneous. There is no blurring of subjectivities—quite the contrary, there is an exaltation of subjectivities because violence is felt in individual bodies just as it hurts the collective.

Set Fear on Fire is not a manifesto; there are no flowery words seeking to tame the gaze on LASTESIS. There are no axioms here, no definition of styles or searches for artistic identity. Questions, passions, pains, actions, and ideas dance on these pages. Nothing claims to be final. LASTESIS again and again warn against the risk of canonization. “It’s not feminism, it’s feminisms.” Set Fear on Fire asks us, over and over: How can we articulate ourselves in struggle on the basis of different forms of oppression that we experience as women and dissidents?

Set Fear on Fire is not a manifesto that displays the vision of the collective. Set Fear on Fire, rather, makes an introspective gesture to examine one’s own positionality, to propel action from a recognition of the place we each occupy in the world. This book is a wonderful example of the feminist exercise of making positionality transparent. And, in coherence with feminisms, LASTESIS propose and discuss their experiences, their imagination and their criticisms, as anchored in their own lives: “while we were writing this book, we aborted” (41); “When we were little, they often touched us on the street. We experienced assault with impunity” (3); “We ourselves have decided to generate and inhabit other family formations, in which sexual-affective and blood ties are no longer the only possible bases of kinship” (13); “In some cases, our fathers left us.… In other cases, our mothers left us” (37). But, in the end, as LASTESIS write, there is something transversal in singular positionalities: “Most likely, violence is the starting point for us all” (76).

This positionality is not only based in personal experience, it is also made transparent through consideration of one’s own work: “feminisms are made in practice” and that practice in the case of las TESIS (the THESIS) has to do with understanding “our bodies as tools in the fight against neoliberal patriarchy [as] a way of resisting our classification as second-class citizens and the idea of private property” (54). For LASTESIS, “Art is the battle trench from which [they] will wage [their] war of resistance,” their mode of expression that makes way for freedom of thought, but also for becoming active protagonists of the social transformations, struggle, and resistance for which they yearn (71).

But Set Fear on Fire is also not a “non-manifesto” like the ones some artists wrote in the second half of the twentieth century. The No Manifesto of the No Tribe (1967) by Cecilia Vicuña and others reads: “We say no-thing. After speaking centuries of IT, IT remains a secret.” LASTESIS don’t shut up; the theses (las tesis) shout, they resist perpetuating secret pacts, impunity, complicity in patriarchal violence. Nor is Set Fear on Fire a non-manifesto in the style of the 1965 No Manifesto by the multidisciplinary North American artist Yvonne Rainer that seeks to annul action, concluding: “No to eccentricity. No to moving or being moved.” LASTESIS are positioned on the opposite path, on the verge of mobilization—in the words of the collective, “The struggle is long and we are ready to keep going” (78).

Set Fear on Fire is not a manifesto. Set Fear on Fire manifests. It manifests a path that is being made. It manifests a process. It manifests a fight that does not stop. It manifests a call. Or a flame. The subtitle of the book reads: “The Feminist Call That Set the Americas Ablaze.” I would say, rather, that it is “setting the Americas ablaze,” a gerund that conjugates a continuous present.

The subtitle of the book reads: “The Feminist Call That Set the Americas Ablaze.” I would say, rather, that it is “setting the Americas ablaze,” a gerund that conjugates a continuous present.

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